Entre sentirse solo y no saber estarlo

29.10.2024

Publicado por: Esperanza Quiroz


¿CÓMO HA OPERADO EL HIKIKOMORI?

En un mundo donde los individuos son sometidos a la constante presión por seguir normas que validen su pertenencia a la sociedad, las plataformas digitales suelen posibilitar la opción de estar a solas y así evitarse las adversidades de este mundo externo amenazante. Pero, en contrapunto, alimentan un desestimulo del desarrollo personal. Es así que oscilan entre sentirse solos y no saber estarlo.

En Japón, el fenómeno del hikikomori —la experiencia de individuos que se aíslan en sus hogares durante seis meses o más sin un problema psicológico claramente asociado— puede pensarse como una consecuencia del crecimiento económico y tecnológico que experimentó el país durante la segunda mitad del siglo XX. En estas condiciones de libertad económica y oferta digital, una familia puede mantener al individuo que se encierra y este puede encontrar varias formas de entretenimiento.

Parece ser una elección proveniente de privilegios, pero el aislamiento social en el contexto japonés desemboca en un fenómeno social gravísimo que afecta tecnología, comunicación y cultura. Este aislamiento alimenta el individualismo que ha ido surgiendo en la cultura japonesa, un individualismo que, sin embargo, tiene un potente sentido de colectivismo (con la necesidad de pertenencia). El sentimiento de abrumación por no encontrar un yo interno auténtico que les haga pertenecer incentiva la permanencia en aislamiento.

En Occidente, el concepto de lo privado nos orienta hacia una idealización del individuo como hacedor de su libertad, en la cual la soledad y el tiempo personal se valoran como derechos esenciales. La privacidad se entiende como desarrollo individual. Hay un culto al "cuarto propio", donde ciertos individuos acceden a la posibilidad de desarrollar su identidad a través de la lectura y la escritura, a solas en su cuarto. A pesar de la influencia del valor del individualismo occidental —valiéndose también del factor del culto al "cuarto propio"— Japón se queda en un individualismo superficial, centrado en el consumo y en el bienestar personal, pero no en aquel individualismo previo del desarrollo como individuo.

Con el surgimiento de la sociedad de masas, se ha perdido el foco del autodesarrollo hacia un lugar donde ser uno más es un aspecto positivo. La persona se ve forzada, para poder integrarse en la sociedad, a adherirse a normas de comportamiento definidas. Sin embargo, en la intimidad de su cuarto, aún puede ser auténtico y evitar las exigencias del mundo exterior. Ha sido a causa de la televisión y la primera oleada de Internet —la que permite acceso a información pero no interacción—que se han fomentado las mentalidades de la búsqueda constante por la validación social. Esto a causa de un manejo de la información, la comunicación y el ocio que convierten la vida de los individuos en una constante recepción de normas sociales a acatar.

Más actualmente, la llamada Web 2.0, al posibilitar la interacción, convierte a los individuos en sujetos en red, y su existencia personal en el mundo se mide por este potente factor que es su presencia en línea. Si bien esto aumenta el sentido colectivista, también enfrenta al individuo al desafío de ser original dentro de estas comunidades. La capacidad de estar solos en un ámbito de desarrollo personal, pero sin caer en el aislamiento de escape por presión social, se ha vuelto un desafío enorme al que los individuos se enfrentan. Esto es un reflejo de la dificultad de una sociedad que los somete a la necesidad de protegerse de la presión que ella misma exige.

El uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) ofrece muchas ventajas, pero también puede dificultar el desarrollo de una subjetividad propia y auténtica, del desarrollo individual con un impulso intrínseco. Asimismo, protegernos del riesgo en el que se cae al usar estas tecnologías significaría el abandono del mundo digital en el que vivimos, lo cual también sería parte de un aislamiento.

Entre sentirse solo y no saber estarlo el individuo oscila, y el aislamiento social que las plataformas digitales ofrecen es un destino difícil de evitar. Como epidemia, los individuos caen en el aislamiento de la hiperconexión. Es distópico pero existe una nueva realidad, un mundo alterno de navegación tras una pantalla dentro de un cuarto a oscuras. Desde Japón hacia la globalidad, el hikikomori es un pantallazo del extremo impacto de la tecnología y la comunicación en las culturas.


BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Gent, E (2019), Qué son los "hikikomori", los cientos de miles de jóvenes que viven sin salir de sus cuartos. BBC Future. https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-47212332

Sánchez Rojo, A (2017). El fenómeno hikikomori: tradición, educación y tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Arbor, 193 (785): a405. doi: https://dx.doi.org/10.3989/arbor.2017.785n3010

Fiorella Aratti, Lucía Píriz, Esperanza Quiroz
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